Carlos Morales | Barcelona | 11.11.2025 | 01:13 hrs. 

Análisis astrológico:

Francisco Franco:
el astuto y precavido general

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Francisco Franco Bahamonde, conocido históricamente como el Generalísimo Franco, fue una figura central en la historia de España durante buena parte del siglo XX. Militar de carrera, llegó a gobernar su país con mano dura durante casi cuatro décadas. Nació el 4 de diciembre de 1892 a las 00:30 horas en Ferrol, Galicia. Franco fue uno de los principales responsables del fallido golpe de Estado del 18 de julio de 1936 contra la Segunda República española, que desencadenó la Guerra Civil. Tras la victoria, se perpetuó en el poder como jefe del Estado y estableció un régimen autoritario caracterizado por la restricción de los derechos fundamentales y la represión de sus adversarios políticos. Se mantuvo gobernando España hasta su fallecimiento en 1975.


Franco nació en Ferrol, una ciudad portuaria de Galicia con tradición naval. Su padre, Nicolás Franco Salgado-Araújo, era oficial de intendencia de la Armada, un hombre de carácter liberal, aficionado a los placeres mundanos y poco dado a las responsabilidades familiares. Su madre, María del Pilar Bahamonde y Pardo de Andrade, era lo contrario: piadosa, conservadora y dedicada al hogar. Esta dualidad marcó la infancia de Franco, que creció en un ambiente de tensiones entre los valores tradicionales de su madre y el desapego de su padre.


Paquito, como lo llamaban en su familia, fue el segundo de cinco hermanos: Nicolás, Pilar, Ramón y Paz. Su hermano Ramón, piloto y aventurero, se convirtió en figura conocida por sus hazañas aeronáuticas; Francisco, más reservado, mostró desde pequeño un carácter serio y disciplinado. Su baja estatura (medía apenas 1,64 metros) y su voz aguda le valieron burlas en la infancia, lo que pudo influir en su personalidad reservada y en su obsesión por el control.


A pesar de la tradición naval familiar, Franco no pudo ingresar en la Academia Naval debido al cierre de plazas por recortes presupuestarios. En 1907, a los 14 años, optó por la Academia Militar de Infantería de Toledo, donde se graduó en 1910 como alférez. Franquito, como lo llamaban despectivamente algunos compañeros de la academia, no destacó como un estudiante brillante; sin embargo, su disciplina y dedicación le ganaron el respeto de sus superiores. Su formación militar fue clave para forjar su visión jerárquica del mundo, una constante en su vida.


La carrera militar de Franco despegó en las guerras coloniales de Marruecos. En 1912 se unió al regimiento de infantería en el norte de África, donde combatió contra las tribus rifeñas. Su valentía en el campo de batalla —recibió heridas graves en 1916— le valió ascensos rápidos. A los 33 años, en 1926, se convirtió en el general más joven de Europa, un logro que alimentó su prestigio. Durante la Segunda República (1931-1936) ocupó cargos clave, como jefe del Estado Mayor; su desconfianza hacia las reformas progresistas lo acercó a los sectores conservadores.


Durante la Revolución de Asturias de 1934 se dio una situación singular: Franco fue uno de los mandos a los que el gobierno de la República recurrió para frenar la insurrección. La operación, dura y rápida, sofocó la revuelta y sostuvo al propio régimen republicano en un momento crítico. Es paradójico que el general Franco ayudara militarmente a mantener en pie a la República y que, dos años después, encabezara un alzamiento contra ella; esa ironía histórica resulta difícil de pasar por alto.


El momento crucial en la carrera de Francisco Franco llega con el estallido de la Guerra Civil en 1936. Franco se unió al bando sublevado, liderando finalmente las fuerzas rebeldes contra el gobierno republicano. La decisión de desviar tropas que iban a Madrid para salvar a los amotinados en el Alcázar de Toledo, la brutal Batalla de Teruel y el asedio de Madrid le otorgaron un estatus de héroe para muchos nacionalistas.


Tras la victoria del bando nacional el 1 de abril de 1939, Franco se convirtió en el caudillo indiscutible de España. Estableció una dictadura autoritaria que duraría casi cuarenta años. Consolidó su poder mediante medidas represivas, censura de medios, persecución política y control estricto sobre la sociedad española.


La era franquista estuvo marcada por la represión política y la falta de libertades civiles. Se instauró un régimen de partido único, con el Movimiento Nacional como única organización política permitida. Además, se aplicó una política de centralización del poder que otorgó a Franco un control absoluto sobre las instituciones del Estado.


Durante su régimen, Franco mantuvo una política exterior pragmática y a menudo ambigua. España se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial, aunque Franco mostró simpatías hacia las potencias del Eje. Tras el conflicto, España quedó aislada internacionalmente debido al carácter autoritario del régimen y al apoyo previo a las potencias fascistas.


Sin embargo, con el auge de la Guerra Fría, Franco encontró un nuevo aliado en Estados Unidos. Los acuerdos firmados con los norteamericanos en la década de los años 50 proporcionaron a España ayuda económica y militar, allanando el camino para su reintegración en la comunidad internacional y para la incorporación de España en la ONU en 1955.


Era un hombre metódico, frío y calculador. Su falta de carisma contrastaba con su habilidad para manipular a su entorno político y a sus aliados. Hablaba poco, pero sus silencios eran intimidantes. Obsesionado con el orden, veía el caos de la República como una amenaza existencial para la nación. Aunque no era un ideólogo apasionado como Hitler o Mussolini, supo integrar elementos del fascismo y del conservadurismo en su peculiar visión de España.


En lo que respecta a su vida familiar, se casó en 1923 con la asturiana Carmen Polo y Martínez-Valdés, una mujer de familia acomodada y profundamente religiosa. El matrimonio fue una unión sólida, basada en el respeto mutuo más que en la pasión. Tuvieron una única hija, Carmen Franco (Nenuca), nacida en 1926, que fue el centro de su vida familiar. Paco, como lo llamaba su mujer, era un padre protector pero distante; su hogar reflejaba los valores tradicionales que promovía en su régimen.


En sus últimos años mostró un deterioro físico evidente. Desde finales de los años sesenta padecía Parkinson, lo que le causaba temblores y dificultades para hablar. En octubre de 1975, tras un infarto y varias complicaciones, ingresó en el hospital La Paz, en Madrid. Su familia y los médicos prolongaron su vida con tratamientos invasivos en un intento de mantenerlo como símbolo del régimen.


Finalmente, el jefe del Estado, Francisco Franco, falleció el 20 de noviembre de 1975 a los 82 años. La causa oficial fue un fallo multiorgánico provocado por hemorragias internas, insuficiencia cardíaca y complicaciones derivadas del Parkinson. Su deterioro físico, agravado por el estrés de mantener el control en un país que ya miraba hacia la democracia, precipitó su declive.

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ANÁLISIS ASTROLÓGICO


Si observamos a simple vista el gráfico natal de Francisco Franco, destacamos una figura de aspectos en forma de triángulo escaleno que está integrada por el Sol en oposición a la Luna, Neptuno y Plutón; estos forman una triple conjunción conocida como stellium, y los tres astros están formando un trígono a Saturno, que a su vez hace un sextil al astro rey.


Cuenta la leyenda que Franco era conocido por su enorme suerte, por salir victorioso a lo largo de su vida en procesos en los que, pese a las vicisitudes del destino, salía vencedor. En la guerra colonial del protectorado de Marruecos se forjó la fama: los rebeldes rifeños decían que Franco tenía «baraka», palabra árabe que significa suerte o protección divina. Creían que las balas no le alcanzaban y que estaba protegido por una fuerza sobrenatural; esa fama se extendió entre sus tropas, que lo consideraban un hombre con un destino especial.


Esa misma figura de aspectos en forma de triángulo escaleno aparece en tres eventos trascendentales de la historia con la misma configuración de aspectos que el gráfico natal de Franco: el ataque a Pearl Harbor (1941), el asesinato de Carrero Blanco (1973) y los atentados del 11-S en Estados Unidos (2001). ¿Qué tienen en común los cuatro gráficos natales, con la misma figura pero formada por planetas distintos? Que los objetivos a alcanzar se realizaron con suma facilidad, aunque la labor para lograrlos fuera ardua, como sucedió en cada uno de esos episodios históricos. Japón atacó con facilidad la base naval en Hawái de Estados Unidos. ETA asesinó con suma facilidad al presidente del Gobierno de España. Y los ataques terroristas del 11-S se realizaron y ejecutaron sin ningún impedimento en el corazón de los Estados Unidos, con la enorme pérdida de vidas humanas.


En el caso de Franco, al tener esta misma figura de aspectos, hizo que el elemento suerte —llámese destino— jugara a su favor. Además, los dos generales que podían hacerle sombra antes y después de que fuera designado, por sus compañeros de armas, generalísimo de los ejércitos —es decir, jefe del Estado español— fallecieron en ambos casos en diferentes accidentes aéreos: el general Sanjurjo falleció en un accidente de aviación antes de incorporarse a la rebelión al poco tiempo de iniciarse la Guerra Civil, y el general Mola murió en otro accidente aéreo, apenas un año después del comienzo de la guerra, dejando libre a Franco para perpetuarse en el poder.


Lo más destacado de esta figura de aspectos triangular es la oposición entre el Sol y la Luna, que marcó su carácter dubitativo, el cual supo equilibrar con entereza gracias al disciplinado Saturno aspectado a ambos astros, con un sextil al Sol y un trígono a la Luna.


Lo que es evidente es que todas aquellas personas que tienen importantes oposiciones en su gráfico natal suelen dudar mucho de sí mismas a la hora de abordar cualquier cuestión de la vida, debido a su capacidad para ver diferentes opciones o alternativas posibles para la solución de un problema. Además, suelen ponerse en el lugar de los demás para aprender de estos, donde la ayuda y cooperación suelen ser notoria a lo largo de sus vidas.


Las personas con destacadas oposiciones en su gráfico natal emplean esta energía antagónica para saber cómo actúan el resto de sus semejantes y utilizarlo a su favor, derivando, efectivamente, en la consolidación de sus deseos y anhelos; y, en casos extremos, llegan a aprovecharse claramente de los demás a su antojo.


El general Franco tenía una evidente cualidad: calculaba detenidamente cualquier decisión antes de posicionarse. Esa disciplina mental hizo que su trayectoria militar y política mantuviera un rumbo constante en momentos muy difíciles de su vida, sin apenas descarrilar en sus objetivos. Por ejemplo, aunque era un convencido y declarado monárquico durante la Segunda República, siempre —y hasta el último momento— intentó, y a muchos correligionarios se lo comentó, que había que ser leales al régimen político que el pueblo había elegido, para bien o para mal, ya que para él el cumplimiento del ordenamiento jurídico era primordial. Pero no fue hasta el último momento cuando decidió, después de haber sopesado todas las posibilidades, participar en el fallido golpe de Estado que dio paso a la fratricida Guerra Civil: cuando se consumó el asesinato del político conservador José Calvo Sotelo.


Es más, durante su régimen siempre intentó mediar por las declaradas disputas internas entre las diferentes familias que aglutinaba el franquismo: ejército, monárquicos, falangistas, tradicionalistas, católicos, tecnócratas, etc. Más que un dictador al uso, utilizó el poder como un equilibrador ideológico, ya que supo dirigir a su debido tiempo las distintas corrientes pensadoras que coexistían dentro del régimen y que mantuvo a raya para poder perpetuarse en el poder, como así fue. Ese equilibrio del poder de Franco mientras gobernó España se debe a la destacada figura de aspectos en forma de triángulo escalone de Franco, donde el planeta Saturno orquestaba cualquier cuestión interna o externa a nivel político y, indudablemente, en su vida personal.


Siempre se ha comentado por quienes lo conocieron íntimamente que Franco era una persona que miraba por el bienestar de sus allegados y de todas aquellas personas que estaban bajo su mando, especialmente por la tropa, el soldado de a pie; donde procuraba siempre que no les faltara de nada a nivel logístico y mantenía un trato personal cercano, hasta tal punto que comía junto a sus soldados.


Estos hechos son posiblemente contrarios a su apariencia pública, caracterizada por una imagen fría y distante. Es evidente que esa luna llena (oposición entre el Sol y la Luna) que le vio nacer estuvo presente toda su vida: arropando a algunos, utilizando a otros y excluyendo al resto que no comulgaba con su proyecto de Estado.


Otra configuración astrológica claramente destacada en el gráfico natal de Francisco Franco es el ciclo planetario que se encuentra aislado en el hemisferio occidental, con los planetas Marte y Júpiter formando un semisextil entre ellos. Este ciclo es, sin duda alguna, su ciclo de referencia o ciclo planetario esencial, que proyectó indudablemente en su carrera militar. Es el aspecto con el menor órbe de todos y, por consiguiente, el más energético en su proyección vital.


Franco afirmó que él es lo que es por su trayectoria militar en África y por las múltiples batallas en la guerra de Marruecos. A pesar de su frágil apariencia, contraria a la de un rudo militar, fue un soldado disciplinado, abstemio y sin vicios de ningún tipo.


Cuando los oficiales y la tropa salían en las horas de permiso a beber y desconectar, el oficial Franco se aislaba en su tienda de campaña para leer, sobre todo, táctica e historia militar y seguir forjando su trayectoria profesional. Se cuenta que en las batallas estaba al frente de sus tropas, luchando en igualdad de condiciones, arriesgando su vida cuando era necesario.


Estos hechos motivaban a las guarniciones que dirigía; inspiraba a cada uno hasta alcanzar la victoria, lo que alimentó su meteórico ascenso en el escalafón militar. En los momentos más duros del combate, cuando parecía que todo estaba perdido, se decía: "Tranquilos, que pronto viene Franco", para alentar a los soldados hasta que aparecía para luchar y ganar la batalla. Eso fue lo que pasó cuando Franco tomó la polémica decisión en septiembre de 1936 al desviar el avance de las tropas nacionales hacia Madrid para socorrer a los sublevados encerrados en el Alcázar de Toledo, rodeados y asediados por fuerzas republicanas.


Muchos de sus generales —entre ellos Emilio Mola— querían entrar cuanto antes en Madrid, porque creían que la caída de la capital podía haber acortado el final de la guerra, pero Franco ignoró esas opiniones y ordenó acudir a Toledo, retrasando la ofensiva sobre Madrid, dando tiempo al Gobierno republicano para reforzar la defensa, pero le dio un triunfo propagandístico enorme, presentándolo como un líder decidido y leal con los suyos. Y lo más importante, le ayudó a consolidar su posición al frente del bando sublevado, porque la liberación del Alcázar reforzó su autoridad política y militar.


Todas estas características están jalonadas por el ciclo Marte–Júpiter, que fue su ciclo de referencia vital.


Otro destacado astro de su gráfico natal es el pequeño Mercurio en su doble condición como planeta retrógrado y sin aspecto alguno con el resto de los planetas, que definirá claramente algunas peculiaridades relacionadas con su expresión verbal, así como sus ideas, pensamientos y opiniones, que marcarían tanto su personalidad. Una de esas características era su genuino timbre de voz: Francisco Franco tenía una voz aflautada, muy singular y poco marcial. Más que expresarse con rotundidad, hablaba de manera sutil, carente de firmeza en sus alocuciones públicas, como hemos podido comprobar.


Según comentan, y en algunos casos lo han expresado públicamente algunos de sus ministros, sus silencios eran notorios, y sus interlocutores nunca sabían a ciencia cierta por dónde ni de qué manera podía reaccionar, cuáles eran sus inquietudes o intenciones, qué decisiones tomaría o por qué derroteros marcharía.


Hay dos claros ejemplos al respecto, documentados a nivel histórico: se sabe que Franco, hasta el último momento, nunca hizo oficial quién sería su heredero en el cargo como jefe del Estado. Se especuló durante muchos años al respecto. Incluso se intentó, a nivel familiar, convencerlo para que se decantara por el marido de su nieta mayor, Alfonso de Borbón y Dampierre, duque de Cádiz, con la intención de entronizar a la familia Franco con la corona de España a través de su nieta y de un miembro de la familia Borbón. Aun así optó por el príncipe Juan Carlos de Borbón, quien, a la postre, sería su sucesor como rey de España.


Otro evento histórico donde se hicieron evidentes sus dilatadas vacilaciones en el tiempo fue ante las demandas que Adolf Hitler le planteaba, que era la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial apoyando a las potencias del Eje, lo que desesperó al Führer de Alemania. Finalmente, España se mantuvo neutral en todo el conflicto y no participó en la contienda mundial, salvo el envío de voluntarios de la conocida División Azul, que participó en la guerra contra la Unión Soviética.


Es evidente que los titubeos históricos de Franco eran notorios, pero posiblemente esa mente desconectada de la realidad exterior, por la falta de aspectos y su retrogradación, más que ser un obstáculo personal, a la larga se convirtió en un instrumento que le ayudó a sortear infinidad de decisiones, tanto en el campo de batalla como a nivel político, así como en su vida personal. Fueron su sello de identidad.


Esa mente inescrutable debido a la retrogradación y, por otra, al estar inaspectado con cualquier otro órgano vital de su psique; en definitiva, con los otros planetas que le dieran expresión verbal a sus pensamientos, lo que se manifestaba en una comunicación monosílaba o escueta, aparentemente reservada y con cierta timidez. Pero, por otra parte, se comenta que, a nivel íntimo y familiar, era muy charlatán, con una verborrea supina, especialmente a la hora de contar aquellas anécdotas relacionadas con el ámbito militar y las batallas que vivió en la guerra de África, donde se forjó como militar, y un tanto socarrona.


Otra de las destacadas particularidades del gráfico natal del general Franco, que no podemos ni debemos obviar, por la claridad visual de la misma, es la deriva espacial de todos los aspectos, donde cada uno de ellos tenía una orientación vertical en paralelo al Medio Cielo, lo que suele ser un claro indicador de aquellas personas que tienden a proyectarse a la esfera pública para alcanzar altas cuotas de popularidad, ya sea por méritos profesionales u otros, donde no están reñidas las altísimas ambiciones personales desde muy joven, que en muchos casos suele ser una necesidad vital. No es de extrañar que Francisco Franco alcanzara el generalato con tan solo 33 años, siendo el general más joven en su momento de toda Europa, así como que llegara de manera meteórica a la jefatura del Estado y, por consiguiente, se convirtiera en Caudillo de España. En cada uno de los casos expuestos, siempre fue por medio de su arrojada disciplina, o lo que es lo mismo, mediante la victoria en la guerra a través de la estrategia militar aprendida en su formación como cadete en el Ejército español que nadie puede pasar por alto.


Es más, esta clarísima proyección vertical de todos los aspectos de su gráfico natal se hace evidente en su idea de construir un mausoleo personal para ser enterrado junto a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, en el erigido Monumento del Valle de los Caídos, en el municipio madrileño de San Lorenzo de El Escorial, concretamente en el Risco de la Nava, en el Valle de Cuelgamuros, dentro de la Sierra de Guadarrama. Este claro ejemplo de su proyección personal más allá de la muerte para perpetuarse en el tiempo se sitúa justo a pocos kilómetros del Monasterio del Escorial, donde están sepultados una buena parte de los reyes de España. No creo que fuera una mera casualidad que el general Franco hubiera elegido esa concreta zona al lado de los monarcas españoles.


Para finalizar quiero señar una frase que siempre estuvo presente en la España oficial de aquella época: “Franco manda y España obedece” fue una de las consignas propagandística más claras que define o resume la realidad del régimen franquista. Transmitía la idea de una autoridad indiscutible en la que no había espacio para la discrepancia ni la participación ciudadana. Elevaba la figura de Franco a un plano casi paternal, incuestionable, y presentaba al conjunto del país como un sujeto pasivo. Funcionó como herramienta para reforzar la disciplina social y justificar la concentración absoluta del poder. También buscaba proyectar una imagen de unidad artificial, ocultando tensiones internas y malestar creciente. En esencia, sintetizaba la ausencia total de pluralismo político, donde una sola persona imponía su férrea voluntad a todo un país.


Francisco Franco gobernó España con mano de hierro durante casi cuatro décadas. Su régimen trajo una estabilidad impuesta tras la Guerra Civil, modernizó la economía en sus últimos años y mantuvo al país al margen de conflictos globales, pero a costa de la falta de libertades, represión y un atraso cultural y social considerable. Su figura sigue siendo polarizante en España: para unos, un salvador de la patria; para otros, un tirano implacable, pero es evidente que Franco tuvo un destacado peso político e histórico que nadie puede discutir.

Nota: Los orbes o márgenes de tolerancia que aplicamos a cualquier de los aspectos es de 2º de arco como máximo, excepto la conjunción, con un orbe máximo de 5º de arco. Se ha comprobado que con orbes  mucho más amplios, el aspecto o la distancia angular entre dos planetas pierde fuerza, viciando con ello los resultados de una seria y  rigurosa investigación o análisis astrológico. 

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