La astrología, entendida como el estudio de los astros para interpretar su influencia sobre los eventos terrestres y humanos, tiene una historia rica y diversa que se extiende a lo largo de milenios y atraviesa múltiples culturas. Desde sus orígenes en Mesopotamia hasta su separación de la ciencia durante la Revolución Científica, la astrología evolucionó como una práctica profundamente entrelazada con la astronomía, la religión y la filosofía de cada civilización. Este artículo recorre su desarrollo a través de Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma, el mundo árabe, la Europa medieval, y también explora sus manifestaciones en India, China, Japón, África y las culturas precolombinas, culminando en el momento en que diverge de la ciencia moderna.
Mesopotamia: El nacimiento de la astrología (siglos XVIII-V a.C.)
La astrología tiene sus raíces más antiguas en Mesopotamia, en las tierras entre los ríos Tigris y Éufrates (actual Irak), donde civilizaciones como los sumerios, acadios, babilonios y asirios observaron el cielo con fines prácticos y espirituales. Hacia el siglo XVIII a.C., los sacerdotes-astrónomos babilonios comenzaron a registrar los movimientos de los astros en tablas de arcilla, como el Enuma Anu Enlil (circa 1600 a.C.), un compendio de presagios celestes. Esta astrología temprana era mundana, enfocada en predecir eventos colectivos como inundaciones, guerras o el destino de los reyes, no individuos. Por ejemplo, un eclipse lunar podía interpretarse como una advertencia divina de desgracia para el reino. Los babilonios desarrollaron un zodíaco primitivo basado en constelaciones cercanas a la eclíptica, identificando inicialmente 17 o 18 constelaciones, que hacia el siglo V a.C. se estandarizaron en 12, como Aries, Tauro y Escorpio. Estos signos estaban vinculados a dioses como Marduk o Ishtar, reflejando una cosmovisión donde el cielo era un espejo de la voluntad divina. Su astronomía era precisa —calculaban ciclos lunares y planetarios— y sentaron las bases para la astrología posterior al dividir el cielo en 360 grados y asociar los planetas con influencias específicas (Júpiter con prosperidad, Marte con guerra).
Egipto: La astrología y el tiempo sagrado (siglos XV-III a.C.)
La astrología llegó a Egipto desde Mesopotamia tras contactos comerciales y conquistas, pero los egipcios la adaptaron a su propia cosmovisión. Desde el siglo XV a.C., usaron las estrellas para medir el tiempo y los ciclos agrícolas, especialmente la inundación del Nilo. La heliacal salida de Sirio (Sothis), que coincidía con este evento, era un pilar de su calendario y se asociaba a la diosa Isis. Aunque no desarrollaron un zodíaco completo hasta más tarde, durante el período ptolemaico (siglo III a.C.-I d.C.), tras la conquista de Alejandro Magno, Egipto adoptó el zodíaco babilónico en templos como Dendera, donde se talló un célebre zodíaco circular. La astrología egipcia se centró en los decanatos, divisiones de 10 grados dentro de los signos, cada una regida por una estrella o deidad, y en presagios para los faraones. Por ejemplo, un cometa podía interpretarse como un augurio de cambio dinástico. Esta fusión de tradición local y helenística influyó en la astrología posterior.
India: La astrología védica y el Jyotish (siglos XV a.C.-presente)
En la India, la astrología, conocida como Jyotish ("ciencia de la luz"), tiene raíces en los textos védicos que datan del siglo XV a.C., como el Rigveda, donde se mencionan observaciones astrales. Desarrollada de forma independiente pero influida por contactos con Mesopotamia tras las invasiones persas y helenísticas (siglo IV a.C.), la astrología india usa un zodíaco sideral, alineado con las constelaciones reales, ajustado por la precesión de los equinoccios, a diferencia del tropical occidental. Los 12 signos (rashis), como Mesha (Aries) o Vrishabha (Tauro), se combinan con 27 nakshatras (mansiones lunares) y nueve planetas (navagrahas), incluyendo el Sol, la Luna y nodos lunares (Rahu y Ketu). Por ejemplo, un nativo con la Luna en Ashwini podría ser visto como enérgico y pionero. La astrología védica es predictiva y kármica, usada para determinar matrimonios, rituales o destinos personales, y sigue siendo una práctica viva en la India moderna.
China: Astrología y el orden celestial (siglos XII a.C.-presente)
En China, la astrología surgió durante la dinastía Shang (siglo XII a.C.) con registros en huesos oraculares que interpretaban fenómenos celestes como presagios. A diferencia del zodíaco occidental, se basa en un ciclo de 12 años con animales (rata, buey, tigre, etc.), introducido hacia el siglo VI a.C., y un sistema de cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal, agua). Los astrólogos chinos, ligados al confucianismo y al taoísmo, observaban el cielo para asesorar al emperador, considerado el "Hijo del Cielo". Por ejemplo, la aparición de un cometa en 240 a.C. se interpretó como un mal augurio para la dinastía Qin. El zodíaco chino se combinaba con las 28 mansiones lunares (xiu) y planetas como Júpiter, cuyo ciclo de 12 años influyó en el calendario. Esta astrología era estatal y práctica, enfocada en armonizar la Tierra con el cosmos.
Japón: Influencias chinas y locales (siglos VI-X d.C.)
La astrología japonesa llegó desde China en el siglo VI d.C. a través del budismo y el confucianismo, adoptando el zodíaco de 12 animales y los cinco elementos. Conocida como Onmyōdō (el camino del yin y el yang), se integró con creencias sintoístas y fue practicada por los onmyōji, astrólogos de la corte Heian (siglos VIII-XII). Ellos interpretaban eclipses o conjunciones para predecir desastres o guiar decisiones imperiales. Por ejemplo, un eclipse en 975 d.C. llevó a rituales para apaciguar a los dioses. Aunque menos sofisticada que la china, la astrología japonesa influyó en el folclore y sigue presente en horóscopos modernos.
África: Astrología y cosmovisiones diversas (siglos antiguos)
En África, la astrología varió según las culturas, sin un sistema unificado como en Mesopotamia. Los antiguos egipcios ya mencionados fueron un caso destacado, pero otras regiones desarrollaron prácticas propias. En el África subsahariana, pueblos como los dogon de Malí observaban Sirio y sus ciclos (siglo V d.C. o antes), vinculándolos a mitos cosmogónicos, aunque su conocimiento astronómico es debatido. En el reino de Kush (siglo VIII a.C.-IV d.C.), influido por Egipto, los astros se asociaban a dioses como Amón. Los yoruba de Nigeria usaban sistemas adivinatorios como el Ifá, que, aunque no astrológicos en sentido estricto, consideraban influencias celestes en rituales. Estas prácticas eran locales y espirituales, sin un zodíaco formal.
Culturas precolombinas: El cielo como calendario y destino (siglos III-XVI d.C.)
En América, las civilizaciones precolombinas desarrollaron astrologías independientes. Los mayas (siglo III-XVI d.C.) crearon un calendario complejo con el Tzolk’in (260 días) y el Haab’ (365 días), basado en observaciones de Venus, el Sol y la Luna. Sacerdotes-astrólogos predecían guerras o cosechas; por ejemplo, el ciclo de Venus (584 días) marcaba momentos de conflicto. Los aztecas (siglo XIII-XVI d.C.) usaban el Tonalpohualli (260 días), vinculando días a dioses como Quetzalcóatl y signos como el jaguar o el águila. Un nacimiento en el día "1 Serpiente" podía augurar sabiduría. Aunque no tenían un zodíaco de 12 signos, su astrología era cíclica y ritual, integrando el cielo con la vida diaria.
Grecia: La síntesis helenística (siglos IV-II a.C.)
La astrología dio un salto en la Grecia helenística tras las conquistas de Alejandro Magno (siglo IV a.C.), conectando Mesopotamia, Egipto y el mundo griego. En Alejandría, los griegos integraron el zodíaco babilónico con su filosofía y matemáticas. Aquí nació la astrología natal, interpretando destinos individuales. Filósofos como Platón y Aristóteles sentaron bases teóricas, y Claudio Ptolomeo (siglo II d.C.) codificó el zodíaco tropical en el Tetrabiblos, asignando cualidades a planetas y signos (Marte como cálido, Venus como suave). Por ejemplo, un nativo de Leo se consideraba radiante. Los griegos introdujeron casas y aspectos, herramientas clave de la astrología moderna.
Roma: La astrología como poder y cultura (siglo I a.C.-V d.C.)
Los romanos heredaron la astrología helenística y la integraron en su vida política. Emperadores como Augusto consultaban astrólogos, acuñando monedas con Capricornio. Tiberio, sin embargo, expulsó astrólogos en el 16 d.C. por temor a predicciones subversivas. Manilio (Astronomica, siglo I d.C.) la popularizó, y los romanos adaptaron el zodíaco ptolemaico a sus dioses (Júpiter por Zeus). Presagios como el cometa tras la muerte de César (44 a.C.) se veían como señales divinas. La astrología romana era práctica y ecléctica.
El mundo árabe: La edad de oro de la astrología (siglos VIII-XIII)
Tras la caída de Roma, el mundo árabe preservó y enriqueció la astrología. Desde el siglo VIII, en Bagdad, los califas tradujeron textos griegos y persas. Astrólogos como Albumasar (787-886) argumentaron que conjunciones de Júpiter y Saturno marcaban eventos históricos, como el ascenso del islam. Al-Biruni (973-1048) refinó cálculos, y los árabes perfeccionaron el astrolabio. Su astrología se usaba en medicina y política, influyendo en Europa tras traducciones al latín en el siglo XII.
Europa medieval: Astrología y cristiandad (siglos V-XV)
En la Europa medieval, la astrología llegó vía árabes y textos clásicos. La Iglesia la aceptó parcialmente: Tomás de Aquino (siglo XIII) dijo que los astros influían en el cuerpo, no en el alma. En universidades, era parte del cuadrivium, y médicos como Arnaldo de Vilanova usaban cartas astrales. Reyes tenían astrólogos de corte, y eventos como la Peste Negra (1347-1351) se atribuyeron a conjunciones planetarias. El zodíaco ptolemaico dominaba.
La separación en la Revolución Científica (siglos XVI-XVIII)
Hasta la Revolución Científica, astrología y astronomía estuvieron unidas. Tycho Brahe y Kepler (siglo XVI-XVII) eran astrólogos y astrónomos. Pero el heliocentrismo de Copérnico (1543), las observaciones de Galileo (1610) y las leyes de Newton (1687) priorizaron el método empírico, relegando la astrología. En el siglo XVIII, la Ilustración la marginó como superstición. Para 1800, la astronomía era ciencia, y la astrología, una práctica esotérica.
Conclusión
Desde Mesopotamia hasta la Revolución Científica, la astrología evolucionó en múltiples culturas: Mesopotamia la inició como presagios divinos; Egipto la vinculó al tiempo; India la hizo kármica; China y Japón la integraron al orden estatal; África y las culturas precolombinas la adaptaron localmente; Grecia la sistematizó; Roma la politizó; el mundo árabe la perfeccionó; y Europa medieval la cristianizó. Su separación de la ciencia marcó el fin de una era, pero su legado cultural perdura.